La historia que recoge la Villa de los Quintilios
Hermanos de familia influente, Sexto Quintilius Valerius Maximus y Sexto Quintilius Condiamos, habían desarrollado una importante labor como cónsules a lo largo del cargo de poder de Antonio Pio. Ambos ocuparon, bajo la protección de Marco Aurelio, sus respectivos cargos dentro de la administración de la provincia de Acaya, la actual Grecia, y de Pannonia, la acutla Hungría, incluso llegaron a ejercer un mando militar importante. Durante la estancia en Pannonia, entre sus triunfos, se narra que los Quintili pudieron evitar con tremendo éxito dos intentos de invasión de los pueblos germanos. Su carrera dilatada en la administración del imperio les hizo reportar notables riquezas y posesiones. Estos en conjunto escribieron tratados agrícolas en griego que trataban la medición de agrimensura, es decir, tierras y cuestiones militares, las cuales se contaron de gran prestigio entre la aristocracia romana de estos tiempos. Ambos habitaban en una villa de tal majestuosidad que se pensaba en arrebatarla. Esta idea surgió de Cómodo, quien les asesinó a ambos. La villa suburbana se construyó en la mitad del siglo II d.C. y se localizaba más lejos del quinto miliario de la llamada Via Appia, cuyo camino se encontraba muy próximo a la ciudad por si se necesitaba las labores de los dos hermanos cónsules en la Curia romana.
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Además de otras
calzadas consulares que llegaban desde la ciudad de Roma, tanto la Via Latina
como la Via Appia se identificaban por la coexistencia de funerarios espacios y
villas de aspecto productivo, donde residían familias de cierta importancia en
Roma. La Villa de los Quintilios, gracias a su extensión de terreno que ocupaba
y su tamaño, se consideraba como una de las más villas lujosas del suburbio
romano, después de la Villa Adriana en Tivoli.
Durante el poder en
Acaya, se narra que los dos hermanos Quintili llegaron a visitar al oráculo,
responsable de comunicarles su dramática muerte por estrangulamiento. En el
momento en que los delatores hablaron de sus nombres al emperador, los hermanos
fueron apresados y ejecutados por la misma causa de muerte que el oráculo
dictó, además del hijo de Maximus, quien se situaba en Siria en aquel instante.
La lujosa villa, como era de esperar, para el ocio y descanso de los hermanos,
que también añadían la propiedad de Herodes Atticus, llegó a ser confiscada por
Cómodo, que decidió dominarla personalmente y así disfrutar del otium que la campiña le otorgaba.
La villa tenía
ninfeos y esplendorosas termas, abastecidas por un propio acueducto, ramal del
Anio Novus, aparte de un instalado complejo sistema de calefacción de aguas. También
contaba con amplias extensiones verdes y de un templo dedicado al culto de dioses
orientales, hecho que estaba de moda en esta época y para que Cómodose había
hecho comenzar en los misterios de Mitra a lo largo de su estancia en el
campamento del Danubio fronterizo. Este edificio religioso quedó embellecido
con esculturas impresionantes y que muy presumiblemente fueron obsequiadas a
los hermanos Quintili cuando su red clientelar tan extensa visitaba Roma.
Se llevaron a cabo
fundamentales reformas y ampliaciones durante el tiempo que Cómodo habitaba en
la villa, hasta llegar a ser una especie de palacio imperial localizado en
mitad de la campiña romana. La residencia contaba con cincuenta y dos
habitaciones, algunas incluso con catorce metro de altura, con bóvedas
decoradas en las estancias, amplios ventanales y, sobre todo, mármoles
policromados. Como propiedad imperial, la Villa de los Quintili se pasó a manos
del sucesor de Cómodo, Septimio Severo y así mismo ocurría hasta la llegada de
finales del siglo III. Incluso todavía en los últimos años del siglo IV, la
residencia se mantuvo en uso, construyéndose una importante fortificación
dentro del período de la Alta Edad Media. La local tradición reconocía el sitio
con el calificativo de la Roma Vecchia, por la grandeza que desprendían sus
ruinas, hasta en el momento en que empezaron los proyectos de excavación, los
cuales sacaron los restos de una gran villa romana, dada a tan solo diez
kilómetros al sur de la ciudad de Roma, que podemos llegar a disfrutar hoy en
día.